miércoles, 22 de septiembre de 2010

Gramática Textual - Antecendentes y Objetivos

Navegando por la net me encontré en la página Oficial del Estado con este texto interesante sobre Gramática Textual. ¡A leer!

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En el campo científico la denominación “gramática textual” se reserva para los estadios iniciales de los estudios sobre el texto (aproximadamente, las décadas del 60 y 70), centrados en la preocupación gramatical. A partir de fines de los años 70, la denominación se reformuló en el sintagma Lingüística del texto, que, por un lado, recoge la ampliación de la mirada sobre el objeto de estudio y, por el otro, es más dúctil para albergar los diversos intereses y perspectivas que reúnen a la disciplina en su vertiginosa evolución de los últimos treinta años. La orientación textualista de la gramática surgió con vigor en Europa central hacia fines de los años sesenta del último siglo, inicialmente en los países germano-parlantes y luego se extendió hacia otras naciones. La gramática textual de origen germano produjo el instrumentarium central –retomado y desarrollado con impronta particular por otros enfoques teóricos- que hoy circula como propiedad y rasgo distintivo de los estudios gramaticales sobre el texto (las nociones de cohesión, coherencia, macroestructruras, tipologías textuales, etc., ver estado del arte XXX). Los principales representantes de la gramática textual son Harald Weinrich, János Petöfi, Teun van Dijk, Sigfried Schmidt, entre otros.

La raíz epistemológica de la gramática textual es compleja: por un lado, gramáticos del estructuralismo europeo (entre ellos, seguidores de las ideas de la Escuela de Praga) y del generativismo; por el otro, lingüistas fuertemente influidos por la teoría de los actos de habla y los desarrollos de la pragmática. Además de las causas externas a la disciplina –el interés general de las ciencias por ampliar sus objetos de estudio, los desarrollos de la pragmática y la semántica, la traducción automática, las ciencias de la información-, el interés gramatical por los textos surge a raíz de problemas de investigación no resueltos en el ámbito de la gramática oracional: a fin de poder describir y explicar problemas como la anáfora, el artículo, la coordinación, morfemas verbales para la expresión del tiempo y el aspecto gramaticales, la elipsis, entre otros, gramáticos de procedencia estructuralista y generativista plantearon a inicios de los años sesenta el “postulado de ampliación”: la unidad de análisis de la lingüística debía extenderse de la oración al texto. Klaus Brinker, en su clásico libro Análisis lingüístico del texto (1988), sintetiza el desarrollo de la disciplina hasta los tardíos ochenta sobre la base de las distintas concepciones sobre el texto, motivadas en diversos intereses de investigación y en los sucesivos paradigmas dentro de la lingüística en general. Distingue dos orientaciones básicas en las etapas tempranas de la lingüística del texto: la centrada en el sistema lingüístico (con una fuerte impronta de la gramática generativa o de la gramática estructural) y la centrada en el hecho comunicativo (deudora explícita de la pragmática). En la primera orientación, la lingüística del texto se comprende a sí misma (como antes la lingüística oracional) como una lingüística de la “langue” o de la competencia. La jerarquía de las unidades del sistema lingüístico (fonema, morfema/palabra, oración) es simplemente ampliada con la unidad texto. En esto se expresa la convicción de que no sólo la formación de la palabra y la oración, sino también la constitución textual se produce por medio del sistema de reglas y se basa en regularidades generales y sistemáticas que deben ser explicadas por una teoría del texto. Por ese motivo se sigue recurriendo tanto en el aspecto teórico como en el metodológico a las ideas de la lingüística oracional, sea de proveniencia estructuralista o generativa, lo cual se traduce en la definición del concepto texto, que se concibe como una sucesión coherente de oraciones. La coherencia textual, el concepto central de la disciplina en esta etapa, es definida en forma puramente gramatical: describe las relaciones sintáctico-semánticas entre las oraciones o entre elementos lingüísticos (palabras, grupos de palabras, etc.) de oraciones sucesivas. De acuerdo con esta perspectiva, los textos, concebidos como sucesiones de oraciones, comparten cualidades globales con las oraciones: esencialmente, el carácter potencialmente infinito de textos y oraciones, el hecho de poseer ambas unidades una estructura y componerse de elementos relacionados entre sí, la posibilidad de ser reducidos a “tipos o clases” que se convierten en modelos preexistentes para las actividades de producción y comprensión de textos, etcétera.

Los estudiosos de orientación generativista se esforzaron por extender el análisis oracional al análisis de pares de oraciones y relativizar el concepto de oración como axioma de la gramática. Horst Isenberg intentó desarrollar una gramática textual generativa y para ello antepuso una “regla textual” a las reglas generadoras de oraciones, con cuya ayuda se podían expandir oraciones individuales del texto a partir de un símbolo inicial T (= texto), que se rescribía como: O + O + O (...). Las nociones de “sucesión” y “conexión” de oraciones sobre la base de informaciones sintácticas y semánticas fueron centrales en estos trabajos que elaboraron el concepto de coherencia como rasgo privativo de los textos “bien formados”.

La segunda orientación, más centrada en el uso lingüístico y heredera explícita de la retórica clásica, concibe los textos, necesariamente ligados a una situación comunicativa dada, como instrumentos para el logro de determinados objetivos comunicativos por parte de actores concretos. La función comunicativa de los textos es una preocupación esencial en esta dirección de investigación, cuyo fundamento teórico es la teoría de los actos de habla. El texto, así, es una acción comunicativa compleja, que incluye un componente gramatical. En el foco de observación se encuentra la finalidad o propósito (del hablante o productor), los interlocutores y la particular situación comunicativa. Los estudios –en general, de procedencia estructuralista- incorporaron en sus análisis aportes y reflexiones de la semántica léxica y estructural, y de la pragmática. Así, por ejemplo, se han convertido en obras de referencia ineludible los estudios sobre los pronombres de Roland Harweg, o sobre el artículo de Harald Weinrich y los tiempos verbales del mismo autor (Weinrich 1974) que explicitan el vínculo esencial entre gramática y hecho comunicativo.

Los estudios fundacionales en gramática del texto, entonces, son epistemológicamente posteriores a los estudios gramaticales de la oración. Surgieron por necesidades internas de la investigación gramatical y presuponen, por ende, los conocimientos adquiridos por la gramática oracional. Por lo tanto, la gramática textual no es una alternativa a la gramática oracional sino una ampliación y una complementación no sólo cuantitativa sino también cualitativa de aquella. Hacia los años ochenta se comenzó a hablar de la Lingüística del Texto como una “megaciencia”.

3 comentarios:

  1. Muy interesante, sobre todo que deja cñlaro que la gramática textual no excluye a la oracinal, sino que la amplía.
    ¿Por qué no puedo ver tu blog clikeando en tu nombre desde el mío? Busquemos qué pasa.
    abz
    Marita

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  2. Muy bueno el texto Ani!
    Además nos sirve de apoyo para los apuntes teóricos referidos a la gramática que estamos trabajando en clase.
    Besos.
    Ceci

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  3. la verdad profe, ni idea! jaja, todavía estoy aprendiendo a manejarlo.
    Beso

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